De repente me encontré sentada sola en la habitación.
Mi corazón necesitaba hablarme al oído.
En un rincón estaba el teclado esperando ser usado.
Mis manos recorrieron y sintieron sus formas, su tamaño, su peso.
Deje' que el silencio diera un stop a mi cerebro.
Deje' que me acariciara suavemente, percibiéndolo por todo el cuerpo.
Me encontré con la música del corazón, allí estaba sintiendo.
De repente mis manos se dejaron llevar sin pensar.
De repente los oídos empezaron a percibir aquellas melodías
que no eran perfectas, pero eran.
Sonido, tras sonido, mi cuerpo se fue dejando llevar,
calmando aquellos pesos que solo mi alma podía cargar.
Sonido, tras sonido, encontré en esa habitación,
donde el silencio quería hablar y las palabras ya no estaban.
Sonido tras sonido, mi teclado se convirtió en piano
y allí estaban mis manos para presionar sus teclas,
y decirme aquello que ya ni las letras podían comunicarme.
Sonido tras sonido, escuché al corazón,
melodías imperfectas que aliviaron aquel peso de mi alma
que ya no encontraba su calma.
Autora: Maida Filippini. 4/5/2014 - 10:31hs
