Primer Capítulo. CrazyRises "La identidad"

04.03.2014 13:35

Después de la muerte de mis padres, decidí vivir sola en la ciudad de Stronford. Allí comencé mi nueva vida. Había dejado el canto y sólo me dedicaba a dar clases de instrumento musical. Pero a pesar de que mi vida se estaba acomodando a su curso, sentía un vacío, de aquellos que no sabes cómo llevarlos. Me sentía sola y algo en mi necesitaba un nuevo cambio.
Por cierto, para los que no me conocen, soy Rises, tengo 22 años y soy profesora de música. Estuve a punto de triunfar como cantante pero después de lo que sucedió ya todo cambio para mí. Ahora disfruto de la música enseñándola ya no demostrándola. Siempre supuse mi destino, era claro, era seguro, vengo de una familia de músicos, nací y crecí con la música hasta llegar a la profesión que tengo.
Sin embargo, esto no me llenó del todo. Siempre creí que había algo más allá de lo que vivía, pero no lo descubría.
La tarde del 27 de junio, iba a ser esa tarde de cambios, de descubrir aquello que no encontraba. Recuerdo que María me contó que ese día ellas con Jorge, Richard, Thiago y Silvana se juntarían en su casa, para luego ir todos juntos a mi clase.
Entre mates y galletitas debatieron y coordinaron no seguir más el taller. Silvana propuso a los chicos poner punto final con esto, pero María intentó convencerlos. Ella decía que era un poco distraída pero no podían negar que era una profesional y Jorge afirmaba lo mismo. Pero Thiago y Richard tenían la idea fija de comenzar una nueva clase con una de las mejores profesoras del lugar. Si, hablaban de mi archienemiga Camila, siempre fue la competencia en todo lo que realizaba, vivía perturbándome con su presencia. Todo lo que hacía, ella lo hacía, pero claro, mucho mejor. Era entendible que los chicos quisieran cambiarme.

Recuerdo una clase con Thiago. El quería aprender guitarra. En esa clase casi termina con un ojo menos, si, sin querer golpee su cara con el mango de la guitarra cuando intenté levantar una hoja que se cayó al piso. Algo parecido vivió Silvana, ella sabía mucho de armónicas, sólo venía a pulir un poco más su conocimiento. Recuerdo que mientras ella tocaba, yo estaba buscando el afinador para acompañarla en la canción, pero sin querer logré tirar los libros de la biblioteca y todos cayeron en su cabeza.
De seguro pensarán que soy un poco distraída, si lo soy, era entendible sus decisiones de no continuar con mis clases.
Esa tarde, mientras estaba en la cocina buscando el mate, preparando la azucarera con la yerba mate, recibí una llamada. Era María cancelando las clases. Al colgar el teléfono, tomé unos mates y salí a la calle. Necesitaba caminar un poco.
Camine  hasta la plaza de la Av. Risanol. Me senté bajo de un árbol, y observé el lugar. Como estaba muy distraída, una hormiga camino por mi mano, me asusté mucho, choque mi espalda al tronco del árbol y esto hizo que una rama se desprendiera y cayera en mi cabeza dejándome inconsciente por unos segundos. Cuando desperté, sentía que alguien más estaba en mi cuerpo. Escuché una voz que decía: - ¡who men!, ya desperté, por fin me siento viva otra vez. ¿Dónde demonios está mi cuaderno?- Y sentí levantarme, sin control, a buscarlo. Pregunté qué me sucedía, por qué estaba hablando conmigo misma y seguía diciéndome: - ¡Man!, ¿Que es este cuerpo?, mira cómo lo has dejado, parece piel vieja, todo colgando- No comprendía que me sucedía y grité que saliera de mi cuerpo pero continuó diciendo: -¡oye, oye! Cálmate, para que sepas yo soy vos y vos sos yo.- Mi cabeza daba vueltas y la voz seguía: -Rises, Rises, tenés que dejarme controlar este cuerpo, así que lárgate que quiero adaptarme- Volví a gritar que abandonara mi cuerpo como si estuviera en un exorcismo en la plaza. Pero la voz hablaba y hablaba, me hacía mover de un lado a otro, parecía una muñeca con hilos y alguien la controlaba. En eso pide silencio, escuche atenta y miles de voces invadieron el lugar con frases que no dejaba de escuchar: - "soy un fracaso", "nunca cumpliré mis sueños", "no quiero seguir soñando".- No quería seguir escuchando, me tape los oídos y salí corriendo de la plaza. Corrí y corrí hasta que tropecé con alguien. Tiré sus cosas al suelo, pedí disculpas por lo sucedido, ayudé a levantar sus cosas, la miré a los ojos y la voz volvió a controlar mi cuerpo. Recuerdo que la observé a esa mujer de arriba a abajo, creyó que quería su dinero, y le dije: - sigue intentándolo en el bar de Carlos, allí estará la oportunidad que estás buscando- Me miró pálidamente, volví en sí y continué corriendo hasta mi casa.
Al llegar a mi hogar fui directo a la habitación. Revolví todo, buscando un cuaderno. Logré encontrarlo en una caja de recuerdo de mi mamá, allí estaba. Al tomarlo, observe su tapa que decía: "CrazyRises"; sorprendida revisé cada hoja. En ellas leía historias de sueños de las personas. No comprendía por qué tenía ese cuaderno y al mirar la letra vi que era la mía. Todo estaba confuso, y la voz volvió a aparecer diciendo: -Ya estás lista para esto. Lo que leíste fue escrito por vos y por mi hace mucho tiempo. Somos CrazyRises, creadora del destino de los sueños. Salvaremos a cada persona de sus frustraciones para que vuelvan a creer en aquello que perdieron. ¿Me acompañas en esta aventura? Juntas lo lograremos.- Caminé hacia el espejo, tomé unos anteojos negros. Ya no era la misma, ahora dos personas habitaban en mi cuerpo. CrazyRises era su nombre, era mi nombre, mi identidad que no recordaba hace tiempo... Acompañame a seguir continuando con este cuento...

Autora: Maida Filippini

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