Tic, tac,tic, tac, suena el reloj de la habitación 72. Las frazadas se mueven como las nubes, lenta y rápidamente a la vez. Las sabanas, se deslizaron hacia el suelo, al compás del ritmo de la cama. Dos cuerpos en profunda conexión, duramente con pasión, jugando al subibaja de la diversión. Con o sin prisa, van creando distracción, para llegar hasta el fondo de la resolución. El tiempo va pasando y aún no se a acabado.
Un nuevo reto se presenta, es el lenguaje de lo desconocido, que se va incorporando con el ruido de una voz y la actividad del otro extremo. La imaginación se hace presente, en este campo que se vuelve perverso y complaciente. Las almohadas han huido, y los animales siguen activos. Ya casi se termina el juego, aun queda la última tirada.
El sonido final de ambos cuerpos, ya fue realizado. Es hora de volver todo a lo que fue. Una puerta se cierra lentamente y una carta en la mesa de luz se hace presente. Delicadas manos acarician el mensaje, mientras unos ojos tiernos leen: "Buen juego, pero terminamos". Autora: Maida Filippini
