Él, tan simple. Ella, tan complicada. Nos encontramos.
Nuestras miradas fueron impactadas.Salimos.
Escribiéndonos a diario, sin vernos tan seguido.
Dos extraños, besándose, abrazándose y jugando a ser del otro, sin ser de ninguno.
Tan así, que el tiempo les dio lugar al olvido.
Ya no había llamadas, ni mensajes, ni visitas diarias. Los meses fueron perdiéndose junto a su historia que nunca fue bien escrita. Autora: Maida Filippini