Caminata de media mañana, con los pantalones flojos, la sonrisa lineal, el sonido musical y los pulsos cardíacos, van normal. Circulo vicioso, de tiempo determinado, camino, mientras saludo a las chusmas de mi barrio.
La gravedad hace juego con mis bolsas, los colgantes y las estrías. Detenerme, es malo para la salud. El corazón debe seguir funcionando. El dulce aroma de la juventud, aun puedo sentirla.
Deslizo mi talón, la planta y la punta en las baldosas de mi barrio. Todos me llaman "La Joven", pero me pesan los años. Solía correr como el huracán; ahora mis pasos se convirtieron en tiempo de disfrute, porque ya nada queda, mas que la misma tapa vieja de los libros olvidados.